jueves, 24 de abril de 2014

La depresión canina

La definición que nos aporta el diccionario para el término "depresión": (estado patológico con disminución general de toda la actividad psíquica, afectando especialmente al componente afectivo), es aplicable al perro; la única diferencia con la afección que sufrimos los humanos se debe a la falta de experiencia en la terapéutica animal, y porque no debemos olvidar que al perro no se lo puede acostar en un diván y pedirle que nos hable del motivo de su mal.
Ahora debemos distinguir dos tipos de depresiones; una endógena y otra exógena.
La primera se caracteriza por la ausencia aparente de motivaciones externas, es decir, su causa es genético (hereditario).
La segunda y quizás la más importante; es consecuencia directa del entorno y puede estar motivada por múltiples causas.
La forma de exteriorizar su enfermedad puede verse de distintas maneras. Apatía general, falta de respuesta ante estímulos gratificantes, somnolencia, inapetencia, sed excesiva, etc.
En las depresiones no existen razas, sino individuos. Cuando más hipersensible es el animal, mas riesgo de padecer la enfermedad. Ahora bien, según las estadísticas, los Terrier, los mestizos (especialmente los adquiridos en perreras o guarderías) son los más proclives a padecerla.

Soluciones; no milagros.
Ante la sospecha de que el perro puede estar cayendo en una crisis depresiva, lo recomendable es consultar a un especialista.
De todas maneras el mejor "antídoto" contra la depresión es mantener vivo el contacto con el perro y la actividad. Ambos factores favorecen el equilibrio psíquico del animal; no obstante, si no se le puede dedicar todo el tiempo deseado, convendrá ayudarle a sobrellevar la soledad estimulándole con música durante las ausencias, y nada más fácil que dejar la radio o la televisión encendida para que se entretenga. De todos modos, no hay que olvidar que cualquier perro prefiere el afecto, la relación directa con su propietario y la seguridad de su líder, a la libertad de vivir bajo su indiferencia, lo que es lo mismo, al inmutismo afectivo...
Causas de depresión...
Situaciones de aburrimiento.- Sin nada con que estimular al perro, la inactividad mental puede desencadenar en un estado de apatía y letargo psicológico
Reclusiones solitarias.- El ladrido, si es especialmente rítmico, es una de las manifestaciones más comunes de la frustración.
Familias desorganizadas.- Ante un desorden doméstico, no es recomendable la compañía canina; la ausencia de hábitos en la vida del perro, además de producirle un desajuste funcional, podrá provocar un desarreglo psicológico
Ansias de compañía.- Los perros llegaran a alterar su comportamiento se les deja solos demasiado tiempo, incluso desarrollando comportamientos neuróticos.
Falta de afecto.- Una disminución en la dosis de afectividad será, sin duda, traumático
para cualquier canino.

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